Descuidar el contexto es descuidarlo todo

Descuidar el contexto me asegura que no actuaré impecablemente. Cuando mi intención es actuar desde la excelencia, en impecabilidad, siendo yo el ejecutor o el proveedor, debo saber exactamente lo que mi “atendido”, “mi prometido” (aquel al que le hice la promesa), mi cliente, quiere.

“El responsable es aquel que responde por sus actos, se hace cargo de sus consecuencias y aprende de ellas”.

Permíteme compartir la siguiente reflexión. El marketing ha evolucionado de la siguiente manera. Primero fue el convencimiento que el producto era lo más importante. Que el producto lo era todo. Las organizaciones se esforzaban por producir grandes cantidades, aprovechar las economías de escala y así se vieron con grandes stocks en bodegas. Convencidos de que el producto sería demandado. A lo mejor por la escasez de oferta la idea prosperó y se mantuvo en el tiempo. Contextualizar era innecesario el que requería la oferta la buscaba y la adquiría.

Luego, a esta idea le sucedió la de la orientación a las ventas. Tampoco en esta mirada se contextualizaba al cliente. Al cliente se le bombardeaba con ideas. Surgió la necesidad de esgrimir argumentos de venta que hicieran que los clientes compraran. Hubo algunos que pensaron que el marketing tenía la capacidad de crear necesidades. Los más perversos aseguraron que el marketing podía hacer que los clientes consumieran sin querer consumir verdaderamente. ¡Pamplinas! (Esta palabra es de aquel tiempo).

La próxima mirada incluyó al cliente. Una manera de contextualizar. Esta mirada nos ofreció la orientación al cliente. Los oferentes o proveedores buscaron “saber” lo que el cliente quería para así ofrecerle algo que se “sabía” sería vendible.

Por último la orientación a las relaciones. El ser humano está en el centro del intercambio. Las redes son las que conectan a las personas entre sí. Aquí la creación de contexto se hace imperiosa. Es la única manera de tener éxito, de obtener resultados satisfactorios, duraderos y repetibles. Es saber cuándo ofrecer, cuándo pedir para que la promesa se realice, se constituya, se cumpla llevándose a cabo con satisfacción. Para que mi actuar sea eficiente, sea poderoso.

Diplomado en Coaching

 

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