El Poder y el éxito

“Si quieres saber lo que es el poder, observa lo que te rodea, y cuanto más humilde te sientas ante lo que veas, más lo entenderás”.

 

Enrique Vergara 

Corrían los primeros años de mi vida laboral, había logrado observar a un conocido, al que admiraba, en el ejercicio del poder. Un poder impositivo, controlador, características que en mis ojos a él lo había llevado al éxito. Aprendí con el tiempo que el poder es algo maravilloso para todos. Solo debemos aprender a ejercerlo.
Éxito distinción polémica, éxito desde el prisma de aquello que yo consideraba éxito. Desde el modelaje o simplemente desde mi capacidad de imitar empecé a practicar las conductas que me parecían relevantes y conducentes a aquello que yo llamaba o “veía” como poder. Es así que aprendí a levantar la voz, a impedir que otros hablarán, se expresarán en sus ideas, empecé a invalidar los juicios de otros…descalificándolos, desde mis conocimientos y desde el lugar avalado por mi temprano “éxito”. Para mí existía el éxito laboral y a él se llegaba por el camino del poder.

“El fracaso no me sobrecogerá si mi determinación por alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa”. Creía yo. Así pensaba. El éxito estaba relacionado con el poder y este estaba afuera, me refiero fuera de mí, era algo a lo que se podía acceder.

Pasaron los años y el éxito vino de la mano de las relaciones. Me di cuenta que el ser humano está en el centro del intercambio. Las redes son las que conectan a las personas entre sí. Aquí la creación de contexto, la negociación, mi capacidad para obtener una promesa se transforma en relevante, se hace imperiosa, me hace poderoso. Me doy cuenta que si mi éxito depende de las personas con las que me relaciono, entonces el éxito dependerá de mi capacidad para relacionarme con ellas. Si el poder me lleva al éxito entonces el poder dependerá de la capacidad que yo desarrolle para relacionarme con ellas, cuando requiero algo de ellas y ellas me dicen “si de acuerdo”

Bárbaro, mi “conocido” ya no era admirado, pienso que él se perdía algo con su conducta y, ¿Cuánto me perdía yo? Hoy ya no me lo pierdo. Mi poder viene de la validación que hacen de mí, aquellos que por su interrelación conmigo me llevan al poder que no conduce al éxito, cuando estamos en el poder o más bien en su ejercicio, sea creando o ampliando posibilidades, entonces estamos en el éxito, es entonces cuando lo tienes o lo que otros llaman “eres exitoso”.

“El poder es lo más puro y codiciado que existe, pero sólo el hombre correcto puede llevarlo bien”.

 

Enrique Vergara 

El Poder y el éxito

Durante mucho tiempo recorrí aulas universitarias “dictando” cátedras a participantes de programas de postgrado. Mi posición como docente me daba “poder” y lo que yo decía sonaba a algo que parecía que era exactamente como yo lo decía y no de otra manera. Es cierto que era una forma de poder y lo era, dada la validación que hacían aquellos que me escuchaban, aquellos que aceptaban lo que yo decía. Esa postura era la del “magister dixit”, que dada la posición en la organización me daba poder y me hacía, según yo, exitoso. Y tuve la oportunidad de reivindicarme durante un proyecto maravilloso en mi vida. Durante el ejercicio de un proyecto que llamamos “Perfeccionamiento Docente para Profesores de Dos Carreras Pilotos de la Red RINAC en: Desarrollo en el Dominio Actitudinal para el Cambio de Rol Profesional Docente”

Cabe mencionar que durante la realización del proyecto trabajamos en sensibilizar, a los docentes participantes, en el espíritu de los principios y valores que inspiran una actitud de cambio y apuntan a consolidar la identidad e imagen del proyecto educativo ante su red secundaria (personas en el entorno profesional), de modo que tanto la capacitación como el valor de una Cultura de Calidad le agreguen valor a la institución y sobre todo a los docentes, como parte de estas entidades, confiriéndoles el poder del que trabaja para el aprendizaje de otros y no solo para la enseñanza a aquellos. Con este proyecto se buscó promover y desarrollar una cultura de responsabilidad que movilizó la energía positiva de las personas, reforzando su lealtad e iniciativa y llevando los valores de la institución a la acción, alineando estratégicamente al personal docente y desarrollando equipos “ganadores” de alto desempeño.

Durante la intervención se apuntó a re significar en los participantes, el valor de una organización basada en una estructura de redes y equipos de alto desempeño, capaces de innovar, aprender y aportar soluciones creativas e inteligentes a los desafíos y oportunidades. Por sobre todas las cosas el poder del poder que emana del juicio del docente de estar realizando una tarea que le trasciende a su propio ser, su propio individuo colocándolo de vuelta en la “sociedad” generando transformación en ella. Los docentes cambiaron su observador, ampliaron posibilidades pedagógicas y lograron la transformación de los aprendices. Esto para mí es un acto de liderazgo, esto para mí es poderoso, esto es lo que me indica estar vivenciando el éxito. A lo mejor esto también me hace exitoso.

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