Algunos sabemos lo que queremos, otros no

Pretendo, desde la postura del coaching y basado en el ejemplo del director de cine Steven Spielberg, apelar a la importancia de saber lo que queremos para asegurar resultados satisfactorios en todo aquello que emprendemos. Mostrar, que dado que el mundo cambió, los resultados exitosos son posibles a través “regalarle” escucha a la intuición. La construcción de esta idea se muestra en el ejemplo de la nueva ley de inclusión laboral.

El querer saber lo que queremos, es quizás una inquietud que nos mueve a lo largo de nuestras vidas y gran parte de ella sin respuesta, o al menos no una respuesta que satisfaga desde la conciencia. El coaching sabe, que toda persona sabe lo que quiere y es aquí donde la conciencia aparece con un rol importante y preponderante. El título de este artículo nos conecta incuestionablemente con todos aquellos que aseveran haber sabido siempre lo que querían. Curiosamente estas personas son “personajes famosos” en su mayoría. Además de famosos nos resuena también su éxito. Ejemplos son Steve Jobs, Mark Zuckerberg; Bill Gates y otros del mundo del espectáculo como Steven Spielberg.

Y es en Spielberg donde me permito detenerme para volver al título de este artículo. En su discurso del año pasado en Harvard, él compartió con los alumnos que egresaban, que a pesar que él siempre supo lo que quería, se declaraba un comprendedor de toda aquella mayoría que dice no saber lo que quiere… algunos de ellos aún al final de sus carreras. Lo que para Zuckerberg es relevante, no es no saber lo que se quiere, sino mucho más importante parece ser lo que se es. Él dice que de joven no sabía quién era y lo explica.

Estamos de acuerdo con la antes mencionada afirmación y en parte con su explicación, sólo que la explicación que entregamos como coaches y desde la mirada ontológica, nos muestra que no podemos saber quiénes somos si reconocemos que tenemos la grandiosa posibilidad de devenir todos los días de nuestra vida en un otro. Y esto, posiblemente incluso minuto a minuto.

Los primeros años de nuestra vida nos vemos enfrentados a escuchar a muchas personas que nos llenan la cabeza de sabiduría e información. Seguramente cada una de estas personas hizo esto (y lo siguen haciendo) bajo la premisa del inmenso amor que nos tenían, sobre todo en años mozos de nuestra vida. La experiencia adicional que hacemos, cuando nos adherimos al mundo laboral, no es distinta. Ahí nuestros jefes y “falsos” mentores (La mentoría es una relación de desarrollo personal en la cual una persona más experimentada apoya a otra menos experimentada) nos dicen qué hacer y cómo hacer aquello que debemos hacer, considerando todo aquello para lo que fuimos contratados. Y se supone que también nos explican el mundo “allá afuera” sosteniendo que se sabe cómo es el mundo “allá afuera” y desconociendo por completo la posibilidad que el mundo cambió. Todas estas voces nos parece que a veces tienen razón y hacen sentido, pero a veces no hacen sentido. Es cuando nos damos  cuenta que observamos el mundo de una manera muy distinta.

El sistema se pierde la posibilidad de tener un aporte de impacto y de posible adaptación al mundo cambiado, pero debemos hacer lo que otros creen que hay que hacer. Hacer más de lo mismo.

Es interesante que esto mismo nos lo muestra Nilson en el año 1969 con una canción de la película “Midnight Cowboy”…”Everybody is talking at me”. Que nos dice que al personaje le hablaba todo el mundo y el no escuchaba palabra de todo lo que le decían. Solo escucho los ecos de mi mente. “Me voy donde el sol sigue brillando a través de la lluvia torrencial, yendo donde el clima se adapta a mi ropa”.

La canción y su letra inspiran como una metáfora. Escuchar los ecos de la mente. Spielberg, director de cine y doctor en artes cinematográficas, dice que escuchar los ecos de la mente es escuchar la intuición, que es muy distinto a la conciencia. La conciencia nos grita aquello que debemos hacer, la intuición nos susurra lo que podríamos hacer. Desde la mirada del coaching me atrevo a sostener que esta particular escucha, la escucha de la intuición define el carácter (Spielberg) y más que eso empieza a modelar el ser que somos o podemos llegar a ser.

Es aquí donde uno los puntos hacia atrás para responder que puede ser de gran ventaja saber lo que queremos hacer. A juzgar por los resultados de los “famosos” que supieron lo que querían hacer pareciera reportar una gran ventaja y que no podemos saber quiénes somos, parece reportar una gran ventaja, aquella de poder abrirnos a toda posibilidad.

Es acá que quiero conectar con un tema de actualidad. Hoy 20 de julio de 2017 El Mercurio de Santiago destaca la importancia de la nueva ley de inclusión laboral y la obligación tanto de empresarios como del estado a comprometerse con la inclusión de las personas en situación de discapacidad al mundo laboral activo. Lo que a mí me inquieta es que tanto el estado como los empresarios escuchen solo los gritos de sus conciencias y hagan, a la fuerza, callar el susurro de su intuición. Si incluimos a personas en situación de discapacidad (yo les llamo personas con competencias diferentes), no les digamos cómo hacerlo, dejemos que ellos sean quienes pueden ser en esta nueva situación, con el fin de permitirles que agreguen valor para sí mismos y para la comunidad laboral. El ejemplo que se me ocurre es ver cómo actúa, la tolerancia a estar mucho tiempo en un mismo lugar, de una persona en silla de ruedas versus una persona que no requiera la silla de ruedas, en un empleo de un call center.

 

Tu coach Enrique Vergara

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