Las tres transformaciones del espíritu

Friedrich Nietzsche
E

En EVS gustamos de las buenas ideas y no nos limitamos al ámbito tradicional de las mal llamadas habilidades blandas. El ámbito del pensamiento, el arte y la cultura constituyen un tendón y una fortaleza dentro de la formación que lleva a nuestros alumnos a graduarse de Coach Ontológico Organizacional. A continuación lo invitamos a encender las luces del pensamiento, lo invitamos a ´volarse´ con esta explicación de una de las ideas más poderosas del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Nietzsche profundiza la inauguración de la modernidad llevada adelante por parte de Immanuel Kant, y la comienza a desmembrar violentamente.  Al final los resabios de Heidegger, Freud o Foucault sólo consiguen agitar levemente las ya quitas aguas del nihilismo de nuestra era.

En algún momento, entre el siglo XVIII y el siglo XIX los filósofos y estudiosos del conocimiento se dieron cuenta de que el resentimiento constituía no solo una práctica humana recurrente sino que además parecía ser una piedra angular de nuestra civilización. El resentimiento era por lo tanto un medio para controlar a los fuertes y subyugar a los indómitos a las reglas y normas de la convivencia moral. Las reglas parecían plásticas, pues cambiaban con el paso del tiempo. No obstante, no así la herramienta misma, que ejerce la dominación por medio de un trasmundo (un mundo detrás del mundo).

Ahora, para Nietzsche el estudio del pensamiento humano pasaba no solamente por estudiar nuestras estructuras y organizaciones y su manera de ejercer el poder, sino además pasaba por comprender y estudiar al humano mismo. Su fuero interno, su forma de pensar, la exteriorización del pensamiento, la exteriorización de las pulsiones, la calidad de las pulsiones, el origen de los juicios que nos hacen pensar que hay cosas buenas o malas, etc.

Es así como comenzamos a divisar ciertos libros cuyos títulos parecieran precisamente apoyar ésta tesis; ahí encontramos Más allá del bien y el mal, Humano demasiado humano o La genealogía de la moral. Estos libros están escrito en aforismos que se encuentran enumerados del 1 al 300 en la mayoría de los casos permitiendo una lectura desprovista de toda estructura. A pesar de todo lo anterior, no es sino hasta la publicación de su libro Así habló Zarathustra que Nietzsche nos entregará una visión particular acerca de un ámbito humano al cual todos nos podemos relacionar y del cual podemos hacer sentido.

El apartado del cual les quiero hablar se refiere en todo momento a las transformaciones a las cuales está expuesto nuestro espíritu, y no solamente por el inexorable paso del tiempo. Nietzsche usa la palabra espíritu para referirse a lo que dos párrafos atrás hemos denominado ´fuero interno´ y en este caso busca explicarnos a qué transformaciones nos vemos desafiados si queremos liberarnos de las cadenas que mantienen atrapado al espíritu humano en deberes y tareas que no quiere realizar. Lo mantienen atrapado en trabajos que no lo reconfortan ni lo hacen feliz. Se mantiene atrapado en círculos viciosos luchando por cumplir sueños de otras personas, de otras empresas. Es así como Nietzsche comienza a metaforizar.

a. El camello

Este el punto de partida que usa Nietzsche para describir un estado que alcanza nuestro espíritu después de abandonar la etapa de la niñez. La juventud tardía, la adolescencia y el paso final a la adultez propician nuestro regocijo en el rol del camello. Se describe por lo tanto al camello como un animal que atraviesa grandes desiertos y que debe vivir sin agua por varias semanas, sino meses. Nietzsche lo describe como un animal que lleva a cuestas pesos, maletas y bolsos que no son de él. Lucha con su vida y su cansancio por cumplir los sueños de otros. El camello es descrito en ésta metáfora como un animal de manada que obedece y sirve incansablemente a los demás a pesar de su propia salud o felicidad. Gustoso el camello se arrodilla ante los demás para que lo carguen de objetos “y quiere que lo carguen bien” (Nietzsche, 2009). El camello funcionaba adecuadamente como metáfora para describir al hombre moderno en el siglo XIX, y funciona mucho mejor hoy en nuestra sociedad globalizada, alienada y atomizada.

Ahora, tarde o temprano todo camello se cansa de ser camello. Todos nosotros, los espíritus libres, nos cansamos tarde o temprano de ser y servir a sueños ajenos y es por ello que Nietzsche dice: “pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación” (Nietzsche, 2009).

b. El León

“El espíritu aquí se transforma en león, desea capturar la libertad y ser señor en su propio desierto. Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, luchará por la victoria con el gran dragón” (Nietzsche, 2009).

 

En este apartado se manifiesta con claridad lo que aconteció con el espíritu. Recordemos que es una metáfora que se aplica a las vidas de todos nosotros los globalizados, los modernos. Se nos indica que es en lo solitario del desierto que el camello se cansa de ser camello. Se cansa y aquí queda claro que solamente el león es capaz de romper las cadenas que ataban al camello a sus anteriores deberes y sueños ajenos. El león con su grado de intolerancia, con sus garras y sus colmillos puede a la fuerza conseguir ser señor en su propio reino. La metáfora aquí se refiere a que solo mediante el león y la fuerza con la que se toma derechos, el espíritu es capaz de conseguirse una libertad propia y nueva. Libre de las ataduras del camello que lleva inmensas cargas de otros en sus espaldas. El León no está disponible para eso. El león no lleva la carga a otro ni por un segundo ni por un milímetro.

Se agrega en el párrafo citado que es precisamente el león el que se deberá enfrentar al gran dragón. El dragón representa los deberes (en palabras de Nietzsche serían los “tú debes”) que los demás y la sociedad te imponen. Son los deberes que te alejan de lo que tú quieres para tu vida y te lleva a trabajar en lo que otros te dicen que debes querer para tu vida. El león se enfrenta por lo tanto al gran dragón que se entrecruza en el camino del león con un gran TU DEBES.

El león sabe hacerse espacio para nuevas libertades, pero hay algo de lo que aún no es capaz el león. Aun no es capaz de crear; de crear ingenua y libremente como un niño.

c. El Niño

El niño representa un nuevo comienzo sin resentimiento. Representa la libertad como un juego. Como una vuelta a la rueda. La inocencia del niño permite no solamente desprenderse de todo resentimiento tóxico (pues los niños solo con el tiempo aprenden a ser resentidos de- y como sus padres) sino que además permite aproximarnos a las situaciones de la vida con la creatividad de un niño; y de ello ciertamente no es capaz el león que con su intolerancia nos sirve solamente para deshacernos del camello.

Una situación X para un niño no constituye un problema a menos que él aprenda de otros que es una limitación y un problema. Y es solamente la repetición, vale decir la rutina la que con el paso de los años impide que veamos oportunidades en los problemas. Es el paso de los años y la lejanía con el niño la que nos hace nublar la mirada y encasillar no solamente situaciones como problemas, también personas. A veces vemos a personas como problemas, las encasillamos y de sus largas manos les colgamos candados, letreros y rejas. Con ello estrechamos nuestra mirada del mundo y no es el paso de los años, sino la lejanía con el niño que cada uno llevó dentro la que nos aleja de nuestros sueños y nos hace camellos; viviendo vidas y sueños que no sentimos propios mientras los nuestros se pudren en algunos rincones, añejos y llenos de polvo.

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